martes, 11 de marzo de 2014

Los animales salvajes del trópico (I)




La naturaleza se manifiesta en todo su esplendor en los trópicos. La flora, insectos y animales salvajes muestran una cara desconocida para el europeo o norteamericano. Hoy intentaré explicar mis vivencias en el reino animal.

El camaleón (iguana) es tal vez el animal más llamativo. Su extraña cabeza, su papada, la espalda espinosa, sus patas dotadas de tela entre los dedos, su larga cola y sus bellos colores hacen de estos animales un auténtico espectáculo. Las iguanas se encuentran en todas partes y en algunos lugares se les cuida y se les protege. En la sede del rectorado de la Universidad de Carabobo hay varios de estos maravillosos animales que caminan entre la grama y los pasillos, sintiéndose dueños de lugar. Nadie las molesta, sólo las admiran y más de un visitante extranjero se ha quedado asombrado al ver la libertad con que pasean por los jardines y caminerías.

Iguanas en el jardín del Hotel Intercontinental, Valencia (Venezuela)

Algunos campesinos las persiguen para sacarle los huevos que tienen en su interior. Esto es un crimen contra la naturaleza y, desde luego, está prohibido. Pero igual lo hacen, por necesidad o por diversión. Abren al pobre animal por la panza, le sacan los huevos si los tiene y las dejan libre. En ocasiones, las "cosen", mediante un tosco método que supongo hace que el pobre animal muera al poco tiempo.

Chigüire venezolano, el roedor más grande del mundo


Otro animal digno de ver es el "chigüire" (nombre científico hidrochoerus hidrochaeris) o capibara, que es el roedor más grande del mundo. Este animal vive libremente principalmente en los llanos venezolanos, en la zona sur-este de Venezuela y puede verse cuando se transita por las carreteras jugueteando en los charcos. Su carne es muy apreciada, en especial en Semana Santa (se vende seca y salada en los mercados populares)  y también se las cría en cautividad para el consumo humano. Es una especie protegida y, gracias a eso ha sobrevivido a pesar de que es perseguida por su apreciada carne.

Babos cerca de San Fernando de Apure, al lado de la carretera


Cerca de los chigüires y en el mismo habitat crecen los "babos" o "babas" que son una especie de caimán o cocodrilo, también protegido por el gobierno. Anualmente se conceden permisos para matar algunos miles de ellos, por sus pieles, que se venden a muy alto precio en países europeos. De la piel, sólo se utilizan los laterales (los chalecos, los llaman) que después de un proceso (que se lleva a cabo fuera de Venezuela) son convertidas en carteras, billeteras y cinturones exclusivos y muy caros. Durante varios años hubo veda y gracias a eso las manadas han crecido. También se intentaron montar "granjas" de babas en cautividad y tuve la suerte de visitar una de ellas y traerme un babito de aproximadamente un año a mi casa en Valencia. El bichito tenía unos dientes afiladísimos y mis hijos, que eran pequeños en ese entonces, jugaban con el, pero con mucho cuidado pues la mordida era muy dolorosa. Un buen día desapareció y no lo volvimos a ver. Años más tarde apareció una baba gigante en el rio que corre por la ciudad de Valencia, el Cabriales. Siempre nos hemos preguntado si no sería ese, tal vez, el babito que se nos escapó. En todo caso, son animales peligrosos y no conviene estar demasiado cerca de ellos. 

Tragavenado de pequeño tamaño, como las que hemos cogido en mi jardín en Carialinda

Otro animal salvaje que llama mucho la atención es la serpiente boa constrictor, que aquí llaman "tragavenados" (¡por algo será que la llaman así!). Las hemos visto, inmensas, en las mismas zonas donde conviven el chigüire y el babo, es decir, en los llanos venezolanos. Al lado de la carretera, uno se aleja unos metros, siempre con mucho cuidado, y las puede ver semisumergidas en los charcos, compartiendo con los otros animales. Pueden tener un tamaño enorme, tal vez 8 o 10 metros de largo. En mi casa, en Carialinda, en plena civilización, hemos cogido varios ejemplares de unos 2 a 3 metros, que después soltamos montaña arriba. Son muy mansas (las pequeñas, claro) y no muerden. Como se alimentan de roedores y otras serpientes  son muy útiles y por lo general los campesinos no las matan.

Uno de los más temidos animales de Venezuela son las serpientes o "culebras" como se les llama por aquí. Se encuentran en muchos lugares, sobre todo cerca de los bosques o jardines. Las hay venenosas, muy venenosas, e inocuas, que ni muerden. Desde luego, una de las más comunes y peligrosas son las mapanares, animales estos que son agresivos y si llegan a morder tienen un veneno muy potente que puede  causar la muerte en poco tiempo. En realidad, hay un temor exagerado a las culebras: solo atacan si se las molesta. Por otra parte, sólo hay tres especies venenosas en Venezuela: las mapanares, en diversas especies; las corales; y las cascabel. Todas las demás carecen de veneno y aunque pueden morder, no son para nada peligrosas (excepto las tragavenados grandes). 


Mapanare típica, como las que abundan en Carialinda

En la zona boscosa donde vivo, en Carialinda, hemos encontrado muchas mapanares, pequeñas y grandes, y algunas pocas corales. Las cascabel son más bien propias de terrenos mas calientes, tales como Margarita o las zonas áridas y calurosas del país. Al principio de vivir aquí teníamos bastante temor. Con el tiempo, hemos visto que se puede convivir con estos animales, por más peligrosos que sean. La forma de capturarlas, cuando las vemos (me refiero a las mapanares) es marearlas con un palo de escoba o un instrumento rastrillo de recoger hojas. Como tienen poca energía, porque son de sangre fría, se cansan en poco tiempo. Entonces, al estar cansadas, se quedan quietas y es fácil capturarlas con un envase de plástico de los que se usan en la cocina para poner alimentos en la nevera. Se coloca el envase, invertido, con mucho cuidado, sobre la culebra. Después, se va colocando la tapa, deslizándola por el suelo hasta que finalmente la culebra queda atrapada dentro del envase. Entonces se invierte, se tapa bien y se le hacen unos huecos a la tapa con un clavo caliente, para que respire. Así las hemos recogido varias veces, para llevarlas al serpentario (la última vez no la quisieron tomar porque tenían demasiadas mapanares). Otras veces las soltamos algo alejadas de la casa, y les perdonamos la vida. El señor que nos trabaja el jardín, un colombiano mayor y muy buena gente, el señor Andrés, dice que "no hay culebra buena" así es que culebra que ve culebra que mata (y ya son muchas las que ha matado, sobre todo cerca de las zanjas). 

Desde luego, cada vez que se camina por el campo, en especial de noche, hay que estar muy prevenido y no confiar para nada en la suerte. Las mapanares son animales peligrosos y nunca se sabe en que momento la vamos a encontrar, generalmente enrollada, cerca de nosotros. Las últimas que cazamos median cerca de un metro. ¡Un animalito peligroso! Mejor tratarlo con respeto...En el trópico, uno desarrolla la habilidad de "ver" cualquier patrón que pueda ser parecido a una serpiente. Las ramas caidas, raices o cualquier objeto que nos recuerde a uno de estos "simpáticos" animales es de inmediato detectado por el cerebro y procesado sobre si es o no un animal. Así son las cosas en el trópico...

Bueno, y es todo por hoy. Otro día hablaré de los cunaguaros", de los loros, pericos y guacamayas, de los rabipelados y de los infernales mosquitos del Orinoco, de las arañas mona, de los bachacos y de los cangrejos de rio, entre otras cosas.


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