sábado, 15 de marzo de 2014

Los animales salvajes del trópico (II)

Nubes de termitas que aparecen con las primeras lluvias tropicales


Hoy continúo con mis cuentos sobre los animalitos y animalotes que hemos visto en Venezuela, en tantos años que he vivido en este maravilloso país. La cantidad y variedad de animales salvajes, desconocidos para un europeo canario, como yo, son asombrosas.

La casa donde vivo, en Carialinda, siempre me ha parecido "el paraiso de un entomólogo". Es que son tantas las variedades de insectos, pequeños, grandes y extra-grandes, que hemos visto con el pasar de los años que me tomaría varios días y muchas páginas describirlos.

Tal vez el insecto que más me ha llamado la atención, por lo abundante, es una especie de comején (o termita) que tiene un ciclo de vida muy corto. Resulta que al caer las primeras lluvias tropicales, una especie de monzón, por alguna razón se reactivan las larvas. Y de pronto, surgen por cientos, miles, millones y se convierten en una especie de nube que penetra en las casas especialmente atraidas por los bombillos o focos de luz. Son tan abundantes que al día siguiente hay que recogerlas, muertas ya, con una pala, barrer las habitaciones y sacarlas por montones. Son un auténtico fenómeno que se da muy poco en las ciudades pero que en el campo, donde vivimos, es algo asombroso. Duran dos o tres días al cabo de los cuales no los volvemos a ver sino hasta el año siguiente. Los que más se divierten son los perros, que se hartan de comer termitas. Al fin y al cabo, son proteinas...

Otros insecto interesante son los escarabajos, bastante grandes, que abundan en época de lluvia y que andan por todas partes. Y hemos visto y admirado unos mantis religiosos, unos extraños y delicados insectos, algunos de ellos que parecen como si fueran la ramita de un árbol, con patas y cuerpo extremadamente delgado y fino, de color madera, que se confunden con cualquier arbol. Y miles de todo tipo de otros insectos, cuyos nombres desconozco pero que seguro harían las delicias de un científico.

En uno de nuestros viajes con mis hijos, llegamos a navegar Orinoco arriba. En esta excursión tuvimos ocasión de conocer a los indígenas venezolanos en su estado casi natural. Dormimos por varios días en hamacas, que aquí llaman "chinchorros", con un mosquitero cubriéndolo. ¡Y menos mal! Porque si ustedes creen haber sentido o visto mosquitos en partes de Europa, o incluso en la Venezuela citadina, vengan al Orinoco, amigos, para que sepan lo que es bueno... Los mosquitos del Orinoco no son grandes, son casi invisibles y los llaman "jejenes". Son tan pequeños que es imposible verlos a simple vista. Pero pican que da gusto y el picor y la molestia sigue y sigue sin parar. La gente llama a estos insectos "plaga" y es que eso es realmente lo que son, una auténtica plaga. Para evitarla los guías sugieren que nos frotemos el cuerpo, en especial las parte descubiertas, con aceite para bebés mezclado con vitamina E que se consigue en farmacias. También hay unos rociadores (spray) anti-mosquitos, de una marca muy conocida (Plagatox, Moskill)) pero la verdad es que huelen horrible y no son tan efectivos como uno quisiera, pero si alivian un poco y alejan las plagas.

Araña mona típica del Orinoco


En ese mismo viaje tuvimos oportunidad de conocer por vez primera las "arañas mona", que son una especie de tarántula peluda cuya picadura no debe ser muy agradable. Son arañas de las más grandes del mundo y forman parte de la alimentación de los indígenas venezolanos, en especial de las tribus de los yanomami. Nuestro guía venezolano, cuando andábamos por la selva, se esforzó en conseguir un ejemplar y nos lo mostró. También la capturó y en la noche, alrededor de una fogata, lo asó para comérsela.Aparentemente es muy sabrosa su carne, una especie de "crema", y de seguro que los indígenas lo aprecian como un auténtico manjar. Pero nosotros, la verdad, ni lo probamos...Al fin y al cabo, somos unos tontos occidentales que no sabemos apreciar estas supuestas delicias culinarias.

También vimos las grandes hormigas del Orinoco, especie que, cuando se proponen "comerse" un bosque completo, constituyen  "la marabunta", compuesta por millones de ejemplares de las llamadas hormigas guerreras. Desde luego, ni se les ocurra cogerlas o estar cerca porque ¡tienen una mordida muy dolorosa! Las hormigas abundan en todas partes del trópico, al igual que en Europa. Pero las variedades que existen aquí son extremas. En las ciudades se encuentran, principalmente, las "candelitas", que producen un dolor tremendo, parecido a una quemadura y de ahí su nombre. Si por error, se pisa una colonia de estos ejemplares, hay que sacudírselos de inmediato so pena de pasar un malísimo rato. ¡Caray, como pican las candelitas! Otra hormiga muy agresiva, que se encuentra en jardines y lugares selváticos es el "bachaco", una hormiga grande, que se come las hojas tiernas de las plantas y las deja, literalmente, peladas. Los bachacos, además, tiene grandes colonias, trabajan sin parar día y noche y se las puede ver cuando forman una especie de "río" que va de un lugar a otros con cientos, miles, de estos insectos caminando, buscando hojas tiernas, cortándolas en pequeños pedazos que puedan transportar y después haciendo el viaje de vuelta a sus cuevas. Para extinguirlos, mis hijos, de pequeños, solían pedirme gasolina para echarles en el nido (bajo tierra) un chorrito y a continuación, ¡bum! una explosión al acercarle un fósforo prendido. Nos reíamos, pues nos imaginabamos que la explosión mataba a un buen número de hormigas, pero siempre quedaban algunas para seguir comiéndose las matas y arbustos. ¡Una auténtica plaga!

El "bachaco culón" a partir del cual se hace el picante llamado "catara", típico de la zona selvática alrededor del río Orinoco


Por último, para terminar este divertido tema de los insectos tropicales (hay muchos que no he mencionado, claro), tenemos los "bachacos culón", que son también del Orinoco y que los indígenas preparan con jugo de yuca como "picante" y se le conoce con el nombre de "catara". Y es que, en efecto, estas hormigas así preparadas, tienen un picor muy particular que las hacen muy atractivas para quienes quieren tener un sabor fuerte en sus comidas o asados. La catara solo se consigue en lugares cercanos al Orinoco o en plena selva aunque según parece se está comenzando a comercializar, en pequeña escala y es facil conseguirlo el lugares tales como Puerto Ayacucho, estado Amazonas.

Bueno, todavía me falta mucho de que hablar: rabilepados, cunaguaros, y las numerosísimas aves tropicales. Toda una fauna desconocida en Europa, pero que aquí forma parte de la naturaleza, de las historias, de la cultura de este trópico venezolano.

 Es todo por ahora...

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